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Módulo 1: Equidad de género
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Diferencias sexuales, desigualdades sociales

Las diferentes esferas de la vida

La conciliación entre las diferentes esferas de la vida es tal vez la antítesis de la división sexual del trabajo y de la vida. Se pretende reconocer que cada persona tiene derecho a poder articular los diferentes aspectos de su vida y que cada uno de estos ámbitos demanda un tiempo específico.

Los efectos de la intensidad del tiempo laboral y la desigual distribución entre trabajo productivo y trabajo reproductivo para los hombres y para las mujeres tiene consecuencias profundas en sus vidas, tanto en la forma y el tiempo de realización de cada uno de estos dos tipos de trabajo, como en la posibilidad de disfrute de su tiempo libre, elemento cada vez más reconocido como fundamental para el desarrollo y la salud mental de las personas, o en su posibilidad de participar activamente en la ciudadanía pues se el tiempo del trabajo absorbe los otros tiempos de la vida, el tiempo para la ciudadanía queda necesariamente mermado.

“El tiempo del trabajo se arraiga como un dispositivo regulador del resto de los tiempos sociales, pero lejos de incorporar esta conectividad, en orden a fijar sus dimensiones y distribuir los calendarios o jornadas laborales, se desentiende de la misma y reclama del individuo trabajador la mayor disponibilidad; en otras palabras un desprendimiento del tiempo privado (o tiempo para sí) en aras a reforzar la dedicación a su profesionalidad.”(10)

En el contexto socio económico que atravesamos, en que la tendencia para la desregularización de las condiciones laborales es cada vez mayor, el tiempo del trabajo productivo sigue colonizando los otros tiempos, haciendo con que las mujeres se enfrenten a la doble jornada laboral. Sin embargo, la conciliación no puede ser pensada como un problema de las mujeres, de compatibilidad entre las tareas productivas y las tareas reproductivas que ellas hacen. Ni de los hombres que se deparan, cuando lo demandan, con obstáculos por parte de las entidades empleadoras para asumir sus responsabilidades en el ámbito reproductivo. Ni tampoco puede ser un problema de las clases altas y medias que se resuelve sobre los hombros de las clases populares.

Tiene que ser pensada desde la necesidad de redistribución de los tiempos de nuestras vidas y de las cargas de trabajo de unos y otras, apuntando a la construcción de un nuevo contrato social entre hombres y mujeres, de nuevos contratos laborales, de nuevos proyectos de vida, de nuevos pactos sociales más redistributivos e igualitarios.

Se defiende la necesidad de reflejar en las políticas públicas las sincronías y asincronías en la vida de hombres y mujeres, tomando en cuenta formas de gestión que apunten y defiendan soluciones más justas y equitativas para ambos.

“Uno de los obstáculos a los que se enfrentan las políticas de conciliación es que, ajenas a la realidad de la “doble presencia”, no incluyen la sincronía temporal que acompaña a la organización y realización cotidiana de la carga total de trabajo. Trabajo remunerado y trabajo doméstico-familiar no son dos jornadas sobrepuestas. Los hombres tienden a vivir el tiempo de trabajo de forma diacrónica, en función de sí mismos: las mujeres, en cambio, viven sincrónicamente los tiempos de sus trabajos (actividad laboral y de reproducción). La demanda de sincronización está bastante generalizada. Las mujeres son nuevamente las que suplen estas desincronías y, en definitiva, las que se encargan de conciliar los tiempos de las distintas personas de la familia. Pero las desincronías, en realidad, afectan a todos, no sólo por la naturaleza del trabajo reproductivo, sino también a consecuencia de los horarios o la estructura de las instituciones de reproducción social (colegios, hospitales, administración pública), de los tiempos de las ciudades (mercados, comercios, transportes) o del tiempo de trabajo asalariado.”(11)

Así, las políticas deberían incluir los tiempos de la vida cotidiana, las situaciones diarias que enfrentamos hombres y mujeres en nuestras conciliaciones y gestiones, y no sólo las situaciones excepcionales, como lo plantea Sonia Rubio: 

“Esta oferta pública de servicios a la vida diaria, además, debe estar acompañada no sólo de los permisos laborales de los que actualmente gozamos, sino de unas políticas de tiempo que atiendan a los criterios antes reseñados. Aquí la conciliación muestra sus claras limitaciones porque sólo tiene en cuenta permisos laborales para tiempos excepcionales. Y la relación de tiempo y trabajo es algo que requiere no menospreciar la cotidianidad y la lógica de sincronía o simultaneidad con la que operan todas las combinaciones posibles en esa relación, tal como antes se ha comentado. Se hace necesario, pues, plantear unas reducciones horarias de la jornada laboral con carácter sincrónico y cotidiano. (...) Obviamente, tales demandas de tiempo variarán en función del distinto peso que la carga total de trabajo adquiere a lo largo de los distintos momentos del ciclo de vida de las personas.”(12)

No sólo las políticas públicas con equidad de género son fundamentales para una conciliación realmente (re)estructurada sobre principios de equidad entre hombres y mujeres. Este es un trabajo que involucra toda la sociedad, además de las personas trabajadoras y las entidades empleadoras. Es una problemática social que afecta a todas y todos y por todas y todos deberá ser resuelta, o por lo menos, minimizada. El Foro Ciudades para la Conciliación
(13) indica algunas de las medidas que pueden ser asumidas por cada actor social involucrado: 

A nivel individual, algunas de las medidas que pueden ser desarrolladas son la búsqueda de un discurso de igualdad entre hombres y mujeres que incentive la controversia sobre los roles de género tradicionales y promueva nuevos roles de género más equitativos; El contacto con experiencias variadas que confrontan los sujetos a nuevos modelos familiares y a estilos de ser y hacer diversos.

A nivel organizacional, se necesitan empresas y entidades laborales con una cultura organizacional que promueva la conciliación entre el trabajo y las diferentes esferas de la vida; que abandonen el modelo de total disponibilidad de las personas trabajadoras; que incentiven a los hombres a participaren en la vida reproductiva; que promuevan la divulgación de buenas prácticas de conciliación.

A nivel de las políticas públicas, se defienden políticas públicas más eficaces y que entiendan la conciliación como un derecho de ciudadanía, más allá de los aspectos trabajo/familia e integrando dimensiones como el ocio y la participación ciudadana; que asuman costos y dispongan de presupuestos para la promoción de medidas de conciliación; que promuevan ciudades más habitables y con perspectivas de conciliación; que critiquen el modelo de disponibilidad total para el trabajo productivo y promuevan la participación de los hombres en el trabajo reproductivo. Los poderes públicos deben asumir sus obligaciones, construyendo y haciendo seguimiento a políticas públicas que de hecho promuevan una conciliación estructural para hombres y para mujeres.

Consideramos que la conciliación es un tema suficientemente importante para ser incluido en este módulo pues afecta los diferentes ámbitos de la vida y está directamente relacionado con los derechos que tenemos en cuanto personas y en cuanto mujeres u hombres. La escuela educa y enseña a los y las estudiantes que más tarde serán trabajadores y trabajadoras y se encontraran con la dificultad de la conciliación entre el trabajo productivo y las otras esferas de la vida. Por eso deberá también transmitir la importancia de la conciliación a nivel individual y familiar y promover el pensamiento crítico sobre la forma como se distribuí socialmente los tiempos de nuestras vidas.

A continuación hablaremos de cómo se fueron dando los cambios sociales entre hombres y mujeres a lo largo de la historia y la contribución de los movimientos feministas y de masculinidades en esos cambios.

10. Murillo, Soledad. “Pacto Social o negociación entre géneros en el uso del tiempo laboral” en Carrasco Cristina (edit)” Tiempos, trabajo y género”. Publicacions Universitat de Barcelona. 2001. Página 156.

11. Rubio, Sònia. La conciliación de la vida familiar y laboral a debate. Riesgos y oportunidades desde una perspectiva de género in http://www.equalitaca.org/nuevaitaca/novedades/enlaces/49/documentotecnicoforo.pdf Página 45/118

12.Rubio, Sònia. La conciliación de la vida familiar y laboral a debate. Riesgos y oportunidades desde una perspectiva de género in http://www.equalitaca.org/nuevaitaca/novedades/enlaces/49/documentotecnicoforo.pdf Página 46/118